Los traumatismos como consecuencia de la práctica deportiva, accidentes de tráfico, caídas o impactos accidentales, entre otras causas, pueden tener distintos grados de severidad y afectar a las estructuras oculares más externas, como los párpados, o bien internas, como la órbita o la vía lagrimal.
Los traumatismos por contusión en el párpado, por ejemplo, son muy comunes y habitualmente no requieren cirugía. Las heridas palpebrales, en cambio, son un tipo de traumatismo menos frecuente, pero sí requieren un tratamiento quirúrgico específico.
En todos los casos se debe realizar un examen oftalmológico completo para evaluar la severidad del caso. Las heridas palpebrales requieren técnicas específicas de cirugía.